viernes, 1 de agosto de 2014

Richard Strauss: Burlesque en re menor



Aunque en el trato con los amigos era afable e incluso sencillo, el compositor alemán Richard Strauss tenía fama de arrogante y orgulloso. La vida lo había favorecido generosamente, desde su nacimiento en un entorno familiar acomodado y musicalmente rico donde nunca faltó nada hasta la prolongada existencia de la que disfrutó sin mayores contratiempos. No es de extrañar entonces que se viera a sí mismo como un artista de privilegiados y exclusivos talentos, que desde luego, se apresuró a mostrar tempranamente.
A los 16 años se estrenó su Primera Sinfonía; a los veinte su nombre alcanzó América del Norte con el estreno en Nueva York de la Segunda Sinfonía. Cinco años más tarde, el poema sinfónico Don Juan le abría las puertas de los escenarios del mundo, y a los cuarenta años la ópera Salomé le convertía en el compositor más célebre de la época... Richard Strauss, maduro, tenía de qué enorgullecerse.

Richard Strauss (1864 - 1949)
Asistente de von Büllow
En 1884, luego de escuchar a Strauss dirigir una obra sin ensayo previo, el prestigioso pianista y director Hans von Büllow recomendó al joven de 20 años como maestro de coro y su director asistente en la celebrada Orquesta de Meiningen, que von Büllow tenía a su cargo. En retribución, Richard Strauss escribió para su benefactor un scherzo para piano y orquesta.

Una obra difícil
El benefactor, sin embargo, se rehusó a estudiarlo. Alegó que la parte de piano era intocable, sobre todo para manos pequeñas, como era su caso. Strauss estuvo de acuerdo y dejó de lado la pieza por algún tiempo, hasta que en 1889 conoció a un alumno de Liszt, el pianista Eugen d'Albert, quien sugirió algunos cambios que Strauss recogió de buen grado. La pieza, dedicada esta vez a d'Albert, y renombrada Burlesque, se estrenó en Eisenach, cuna de Bach, el 21 de junio de 1890.

Burlesque para piano y orquesta
De orquestación novedosa, la obra entrega una importante participación a los timbales. Su título remite al carácter de parodia, al estilo de los burlesques de mediados de siglo destinados a hacer mofa de alguna otra obra, generalmente una ópera.
La versión es de la Filarmónica de Berlín, con Martha Argerich al piano y Rainer Seegers en los timbales, bajo la dirección del maestro italiano Claudio Abbado, recientemente fallecido.


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