jueves, 21 de abril de 2016

Dvorak: Serenata para cuerdas



Al igual que Mozart en su tiempo (y algún otro compositor que se me escapa), el compositor checo Antonin Dvorak se enamoró de una bella chica pero terminó casándose con su hermana, la menor, para mayor coincidencia. La unión con Anna Cermakova fue feliz (también lo fue Mozart, con Constanza). La pareja tuvo nueve hijos, aunque tres de ellos fallecieron siendo infantes.

Organista en San Adalberto
El compositor había conocido a las chicas Cermakova mientras se desempeñaba dictando clases de piano. Pero luego de su matrimonio (Antonin tenía 31 años, Anna 19) abandonó las clases porque su ex profesor de órgano consiguió para él un puesto fijo como organista en la Iglesia de San Adalberto, en Praga, donde permaneció desde 1874 hasta 1877. El salario era miserable pero tenía la ventaja de llegar puntualmente todos los meses; para la joven pareja era una ayuda invaluable.

Antonin Dvorak (1841 - 1904)
Beca para súbditos talentosos
Pese a las circunstancias, Dvorak se las arregló para escribir por esa época un buen número de obras importantes. Y tampoco todo iba tan mal. En 1874 postuló a una beca estatal anual (otorgada por el Imperio Austro-Húngaro para sus súbditos talentosos y necesitados) haciéndose con ella ese año y luego el subsiguiente.

En 1875 nació su primer hijo, y también su Quinta Sinfonía, el Quinteto para cuerdas No 2, y la Serenata para cuerdas en mi mayor, esta última, una de sus obras interpretadas con mayor frecuencia y para cuya composición el joven maestro no necesitó más que dos semanas.

Serenata para cuerdas en mi mayor, opus 22
Compuesta entre los días 3 y 14 de mayo de 1875, su estreno tuvo lugar en Praga el 10 de diciembre de 1876, con un éxito aplastante, lo que reafirmó la alta estima en que el compositor tenía a la pieza. De carácter idílico y apacible, su música fluye fácilmente y con naturalidad a través de sus cinco breves movimientos.

Movimientos:
00        Moderato
05:08  Tempo di Valse
12:14  Scherzo: Vivace
17:56  Larghetto
24:03  Finale: Allegro vivace

La versión es de la agrupación de cuerdas de la Royal Northern College of Music, de Gran Bretaña.



Amigo visitante: 
Si te gustó el artículo, mucho te agradecemos si lo compartes, con un cómodo clic

9 comentarios :

  1. Esta serenata la tengo en cd y siempre me pareció una obra de aire melancólico y crepuscular. Muy apta para hacérsela escuchar a una muchacha.

    ResponderEliminar
  2. Pero... excelente idea, Daniel. Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar
  3. Agregó algo más, el movimiento que me parece más melancólico es el segundo, el vals.

    ResponderEliminar
  4. La he escuchado con una muchacha y vaya si ha sido un momento caliente. Se las recomiendo.

    ResponderEliminar
  5. Hola, Anónimo: Muy bien, pues. Gracias por la recomendación.

    ResponderEliminar
  6. Queisiera hacer una correccion: En todas partes figura como Serenata en Mi Mayor, y no en Mi menor, como Ud anota en su pagina.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola: Tienes toda la razón. Un lapsus musicalis. Muchas gracias por el aviso. Corregido, gracias a ti. Saludos.

      Eliminar
  7. Gracias por el blog y los comentarios. Me parece muy acertado el título: La belleza de escuchar ... no me canso de hacerlo; está llena de sentimiento y profundidad ... gracias por lo comártido ... saludos

    ResponderEliminar
  8. Hola: Muchas gracias por tus palabras. Saludos.

    ResponderEliminar

Deja aquí tus impresiones, por sencillas que sean. Tu opinión siempre será bienvenida.