jueves, 24 de marzo de 2011

Clara Wieck y Robert Schumann


Clara Wieck, a los 21 años.

A los nueve años, Clara Wieck tocaba el piano a la perfección. Por ello no es de extrañar que a los 13 haya sido invitada a Zwickau para dar un concierto en el que interpretó al piano los esbozos de una sinfonía cuyo autor era el brillante pupilo de su padre y compañero de veladas hogareñas Robert Schumann, quien con algún embarazo había comenzado a reparar en que los sentimientos que la joven concertista le inspiraba parecían ir más allá del natural afecto por la hija de su maestro.


Clara no lo sabe aún, y tampoco que años más tarde su repertorio no podrá prescindir de la Romanza N°2, su preferida del ciclo de Tres Romanzas del Opus 28, compuesta por Schumann en 1839.

Romanza N°2 - Piano: J. Utuk  (2:48)


La primera noticia de que Clara y Robert han establecido una relación la encontramos en el "cuaderno de noviazgo" de Schumann, donde se lee:

"Penosas despedidas: en noviembre de 1835, después del primer beso en la escalera de la casa de Wieck, cuando Clara se fue a Zwickau".

Robert tenía 25 años. Clara, de 16, emprendía viaje para dar otro concierto, esta vez sin música de Schumann, aun cuando éste acababa de componer ese año su pieza para piano más célebre: Carnaval.

El padre de Clara va a oponer una obstinada resistencia al noviazgo porque no quería que el matrimonio interrumpiera la prometedora carrera pianística de su hija, más aún si el pretendiente, si bien su mejor discípulo, asomaba recién como compositor en ciernes.
Friedrich Wieck va a llegar al extremo de enviar a su hija a Dresde prohibiéndole bajo amenaza cualquier contacto con Robert. Pero los enamorados hallarán la manera de comunicarse por carta con la ayuda de un discreto celestino hasta que Wieck logra enterarse de ello, tras lo cual exigirá a Schumann que abandone toda ilusión de una buena vez.

Son momentos difíciles. Robert cae en una profunda crisis emocional de la que sólo lo salvará la música. Grandes composiciones de su catálogo ven la luz el año 1837. Las Fantasiestücke es una de ellas. Se trata de un pequeño ciclo de 8 piezas breves, que se inicia con la bella melodía "Des Abends" (Atardecer), interpretada aquí en vivo (audio) por el maestro Arthur Rubinstein.

En agosto de ese año, Robert intentará aclarar su situación sentimental solicitando a Clara que se comprometa a entregar a Wieck una carta suya:

"¿Se mantiene usted fiel y firme? ... aun la confianza del más fuerte de los hombres titubea si no tiene noticias de lo que más ama en el mundo. Y eso es usted para mí... Contésteme un simple sí, si quiere entregar a su padre el día en que usted cumple años una carta mía. Su padre... no me rechazará si usted misma intercede...   No olvide ese sí".

La respuesta de Clara no se hará esperar...
(Esta bella historia continúa aquí.)




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2 comentarios :

  1. No puedo dejar pasar la oportunidad de agregar algo sobre las mujeres compositoras; si bien las damas estan en franca minoría, a parte de Clara Wieck hoy día existe una compositora japonesa, con algunos años encima (47), aunque todavía se ve muy bien. Ella se ha especializado en música para cine y series animadas japonesas. Se llama Yoko Kanno y es un gran músico para orquesta, como John Williams de la música para Tiburón y para La Guerra de las Galaxias. Desgraciadamente, tengo la impresión de que la mayor parte de sus composiciones están muy influidas por músicos occidentales como Erick Satie o Carl Orff, a diferencia de otro compositor nipón llamado Kenji Kawai, quién a pesar de trabajar con orquestas sinfónicas, es capaz de producir un universo sonoro distinto y fascinante, al que me atrevería de calificar de "Sintoísta". Así que ya tienes el nombre de otra mujer compositora.

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  2. A Anónimo: Excelente aporte! No tenía idea de la compositora japonesa. Habrá que googlear. Donde quedé pillo fue con lo de "sintoísta". ¿Podrías explicarlo?

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